Cuando el pozo se seca

viernes, 13 de abril de 2012

Tierra buena

«Escuchad. Una vez salió un sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, una parte cayó a lo largo del camino; vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no tenía mucha tierra, y brotó en seguida por no tener hondura de tierra; pero cuando salió el sol se agostó y, por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; crecieron los abrojos y la ahogaron, y no dio fruto. Otras partes cayeron en tierra buena y, creciendo y desarrollándose, dieron fruto; unas produjeron treinta, otras sesenta, otras ciento». Y decía: «Quien tenga oídos para oír, que oiga»


Hace unos días tuve la oportunidad de hacer un trabajo que se encontraba en la lista de mis pendientes.Tenía que poner unas rosas en una maceta para que no se secaran. Me encontré con un problema, solo tenía abono!!! Me faltaba tierra que diera un poco de cuerpo al abono, ya que el agua se filtra si uno le pone solo el abono. Entonces tomé dos macetas con plantas que teníamos desde hace tiempo, pero que a pesar de tenerles los cuidados necesarios, no florecían. Cuando comencé a sacar a las plantas de sus macetas me di cuenta de que esa tierra las estaba ahogando, la tierra aparentaba ser buena, pero no lo era, las raíces se estaban pudriendo. Entones tomé esa tierra y la mezclé con el abono que tenía y quedó una tierra más adecuada para poner las plantas viejas y las nuevas. Repetí el mismo proceso con las plantas que se estaban marchitando en la casa y comencé a pensar que así como la jardinería requiere tiempo, esfuerzo, observación y mirar más allá de las apariencias, mi labor como formadora debe tener las mismas características. Encontré plantas que se encontraban muy arraigadas a la tierra que las estaba ahogando y fue difícil separar las raíces de esa tierra que no le estaba haciendo bien. Quite piedras, insectos, suciedad que estorbaba, pero con mucha delicadeza porque las plantas son muy delicadas. Y después de hacer todo ese trabajo me sentí orgullosa por haber atinado a la solución. Mis rosas nuevas pudieron compartir la tierra que a otras plantas les hacía daño, y estas plantas antiguas se vieron beneficiadas por el abono. "Todo sucede para el bien de los que aman a Dios" Rom 8,28.


La naturaleza nos da tantas lecciones y tantas explicaciones...me di cuenta de que trasplantar a una planta de una tierra que parecía buena, no es algo fácil. El día de hoy sigo dando especial atención a estas plantitas que sé que llevará su tiempo para que logren florecer, pero no pierdo la esperanza, simplemente necesitan cuidados especiales.


Debemos cuidar esa semilla que el Señor nos ha regalado, velar para que la tierra de nuestra vida le favorezca y no la ahogue, velar para que esa semilla no quede a la intemperie y se seque, que las espinas no la ahoguen o la sofoquen y la mayoría de las veces está en nuestras manos proporcionarle ese ambiente. 

Hace tiempo dejé de escribir, pasaba por momentos de transición, mi planta estaba siendo trasplantada. Ahora puedo ver cómo el presente es más pleno cuando logramos integrar y asimilar lo que Dios permite en nuestras vidas. Esa tierra del pasado está ahora fecundando un nuevo jardín. Gloria a Dios!!!